Makey Makey

Makey Makey es una placa electrónica diseñada para fomentar la creatividad y el aprendizaje a través de la interacción con objetos cotidianos. Permite transformar cualquier material conductor, como frutas, papel de aluminio, agua o plastilina, en teclas o botones. Su funcionamiento se basa en el cierre de circuitos eléctricos, lo que la convierte en una herramienta accesible incluso para quienes no tienen experiencia en programación o electrónica.

Utiliza la electricidad que fluye a través de materiales conductores para generar una señal. Esto se traduce en acciones en el ordenador, como apretar una tecla o hacer clic: conectas la placa a un ordenador mediante USB y conectas objetos como frutas, plastilina o papel aluminio a la placa con las pinzas de cocodrilo. Al tocar estos objetos, se completa un circuito eléctrico, y el ordenador interpreta la señal como si hubieras presionado una tecla.

Beneficios para el alumnado.

Al crear circuitos y diseñar proyectos, los estudiantes combinan razonamiento científico con habilidades artísticas. Los niós y las niñas experimentan con materiales tangibles, lo que hace que el aprendizaje sea más dinámico y significativo. Makey Makey se adapta a distintos niveles de habilidad y es ideal para estudiantes con necesidades educativas especiales, ya que facilita la creación de interfaces personalizadas. Muchas actividades implican la resolución de problemas en equipo, reforzando habilidades sociales.

¿Por qué es importante en la educación?

Makey Makey es una herramienta educativa versátil porque:

• Introduce a los estudiantes en conceptos básicos de circuitos eléctricos de forma divertida.
• Se integra con programación, especialmente con plataformas como Scratch, para crear proyectos interactivos.
• Promueve el pensamiento creativo y la resolución de problemas.
• Es accesible y permite el uso de materiales cotidianos, como frutas, agua o papel aluminio.

En definitiva, Makey Makey destaca por su capacidad de unir tecnología, arte y juego en una misma herramienta. En el aula, fomenta el aprendizaje basado en proyectos y despierta la curiosidad natural de los estudiantes. Además, su accesibilidad y versatilidad permiten que cualquier niño pueda participar y encontrar una forma de expresarse a través de ella. Considero que este tipo de herramientas no solo refuerzan competencias tecnológicas, sino que también inspiran a los estudiantes a ser creadores activos en lugar de consumidores pasivos.