Titanic: una experiencia inmersiva

El pasado 18 de octubre tuve la oportunidad de visitar la exposición inmersiva sobre el Titanic en Madrid, una experiencia que me permitió adentrarme al completo en el mundo de la realidad virtual.

La exposición utiliza herramientas de realidad virtual, proyecciones 360° y un enfoque narrativo para transportar al visitante al mundo del Titanic. Lo que más me llamó la atención fue la capacidad de estas tecnologías para recrear un espacio y una época de manera tan detallada, donde no solo se observa, sino que también se sienten a través de la interacción directa y la narrativa inmersiva.

Uno de los aspectos más destacados fue la "sala del metaverso", donde, mediante gafas de realidad virtual, se puede explorar el Titanic tanto en su estado actual, sumergido bajo las aguas del Atlántico, como en su esplendor previo al hundimiento, lo que permite recuperar y experimentar el pasado. La posibilidad de "caminar" por los pasillos del barco o presenciar la vida cotidiana de los pasajeros en 1912 refuerza cómo la VR puede ser una herramienta educativa de enorme valor. Esta tecnología no solo aporta información, sino que la transforma en una vivencia casi tangible. La experiencia no solo se centra en lo visual y lo interactivo; ya que otra sala también incluye un componente auditivo poderoso, donde nos permitía, mediante asientos giratorios y gafas de realidad virtual, situarnos en medio del océano mientras escuchábamos la banda sonora reimaginada de la orquesta del Titanic.

Otro elemento clave fue la sala de proyecciones inmersivas. A través de imágenes en 360°, se contó la historia del Titanic desde su construcción hasta su hundimiento, narrada desde la perspectiva de la familia Callaghan, una manera de humanizar la experiencia y conectarla emocionalmente con el público.

En definitiva, gracias a esta experiencia pude entender mejor cómo las tecnologías inmersivas están transformando no solo el entretenimiento, sino también la manera en que aprendemos y vivimos la historia. El metaverso y la realidad virtual no son solo conceptos futuristas, sino herramientas con aplicaciones tangibles en el presente.